El pasado lunes 30/9, se llevó a cabo en la Facultad de Información y Comunicación, la presentación de la segunda fase de la Biblioteca Digital y Accesible, que ampliará su repositorio de textos accesibles para personas con discapacidad visual a la educación superior.
El proyecto impulsado por el Núcleo de Recursos Educativos Abiertos y Accesibles de la UDELAR (Núcleo REAA) y la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay (UNCU) en 2016 fue financiado por el Programa Fondo Regional para la Innovación Digital en América Latina y el Caribe (FRIDA). En su primer etapa se desarrolló un repositorio de materiales educativos accesibles para personas con discapacidad visual o que le impida leer o sostener textos impresos de educación primaria y secundaria.
La propuesta actual, «Biblioteca Digital y Accesible: Digitalización de bibliotecas en el marco del cumplimiento del Tratado de Marrackech», financiada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), en la línea Innovación Inclusiva, busca ampliar el impacto y los alcances de la Biblioteca Digital y Accesible a todo el Sistema Nacional de Educación.
Como primera etapa, se comenzó con una experiencia piloto en la Facultad de Psicología de la UDELAR, dónde se están digitalizando y adaptando 500 documentos (artículos científicos, libros de texto y ponencias)
Participaron de la apertura del evento, Rosita Angelo, Directora de Educación, Ministerio de Educación y Cultura), Rodrigo Arim, Rector de la UDELAR, Juan Cristina, Pro Rector de Enseñanza, Martha Sabelli, decana interina de la FIC y Heber da Cunha, Director de la División de Planificación, Políticas Transversales y Participación, Programa Nacional de Discapacidad, MIDES.
“Si uno mira la sociedad uruguaya, aún tenemos espacios incongruentes. Uno tiene pensar como mira esto” Así dió comienzo al encuentro la directora de Educación del MEC, quien alegó que hay que darle por ello valor al logro del espacio que configura la Biblioteca Digital y Accesible, que potencia las TIC para darle acceso a todos y todas, desmontado la idea de que las tecnologías no incluyen.
Una iniciativa que elimina barreras legales, de información y comunicación, para permitir la cultura general y la inclusión, agregó por su parte da Cunha, quien reconoció la forma de trabajo del grupo que lleva adelante el proyecto, en coordinación con la academia, sociedad civil y estado “y es así como se deben concretar las políticas”.
Bibliotecas de educación digitales como ésta, expuso el pro Rector de Enseñanza, representa un rol fundamental al sustentar el carácter inclusivo de la UDELAR. La potestad, y obligación, adicionó Arim, que tiene la institución de generar vínculos con todos los actores políticos y mecanismos para cumplir sus demandas y mejorar el bienestar social y educativo.
“Recoger la heterogeneidad no es recoger la privación, sino poner a disposición de cada una de las personas que integramos esta sociedad los instrumentos que requerimos para formarnos”, algo que hace esta segunda etapa de la biblioteca al salir al encuentro de las necesidades y asegurar materiales disponibles para todas las comunidades, porque “sin un acceso generalizado en educación terciaria superior no hay desarrollo sustentable posible, menos aún equitativo”, enfatizó. Aseguró a su vez, que es obligación de la propia universidad generar un programa interno, con recursos específicos para darle sustentabilidad en el tiempo, “Vamos a incorporar en el pedido presupuestal una línea específica referente a estas temáticas, esperemos que el país sea capaz de escuchar este tipo de demandas y reclamos de justicia e igualdad”.
“Es nuestra labor como bibliotecas universitarias, promocionar y hacer posible el acceso de nuestros materiales a todos nuestros usuarios, es una misión que debemos desarrollar” aseguró la bibliotecóloga Ana de Souza, sin embargo “podemos tener todos los elementos, todos los protocolos, pero si no hay acceso de los estudiantes a los documentos de estudio, esto queda trunco”. La biblioteca de la Facultad de Psicología, de la que ella es directora, fue elegida para llevar a cabo el plan piloto de esta segunda etapa de BIDYA. De Souza también explicó que Fabián Pérez y Mauro Sghezzi formaron parte del proceso como “colaboradores natos” en jornadas, aportando materiales digitalizados, así como evaluando recursos subidos a la Biblioteca. Paralelamente, Fabian trabaja en el Programa de Renovación de la Enseñanza (PROREN) de la Facultad y colabora con los estudiantes ciegos o con baja visión, acercándoles capítulos de libros.
En primera instancia, describe la bibliotecóloga de la Facultad de Veterinaria Alicia Díaz, se realizó un relevamiento de experiencias similares en la región, las cuales son casi nulas o a demanda de usuarios. Previo a implementarla en Psicología, se hizo un diagnóstico de las condiciones de la institución, que oportunidades ofrecía y que problemáticas aún tenía. Detectaron luego las características de los futuros usuarios: como se distribuyen dentro de la carrera, como fue su trayectoria educativa, si ya habían utilizado herramientas de este tipo y como se relacionaban con la información los alumnos con discapacidad visual.
Si bien descubrieron que ya venían estudiado con herramientas similares, “vimos la necesidad de poder contribuir en su formación” explica la también encargada de biblioteca Carina Patrón. Por ello, en base a su experiencia, desarrollaron una serie de guías sobre como poder llevar a cabo una adaptación de textos de esta índole en cualquier biblioteca. Primero indagaron en la bibliografía de las materias que se dictan, para detectar si los materiales ya estaban en la web o si era necesario digitalizarlos. Si no era el caso, revisaron en la biblioteca de la facultad si estaba el texto y en que estado, sobre todo “tener en cuenta que debe estar en buen estado: ni rayado, ni marcado, porque sino no se lee correctamente en el programa” recomienda Patrón. Allí se evaluaba que tipo de escáner era el adecuado usar según si el libro era nuevo, antiguo o único.
Para los escáneres de alimentación manual, por ejemplo hay que desarmar el libro para que pasen las hojas individualmente. En caso de que sean textos ya digitalizados, evaluar la calidad de las imágenes. Una vez en formato pdf, se pasa por un reconocedor de OCR, se corrigen los errores tipográficos, se describen tablas o imágenes y se testea el narrador a voz.
El proyecto se ampara en el “Tratado de Marrakesh”, que exige, con estatus de ley, facilitar el acceso a las obras autorales en formatos como el Braille, letra grande y audiolibros para personas ciegas, con baja visión, o con otras dificultades para acceder al texto impreso.
Si bien este tratado permite el intercambio transnacional, en esta materia aún “estamos en pañales” explicó la abogada e integrante del Núcleo REA Patricia Díaz.
Si bien nuestro país es precursor en implementar este tratado, aún esta latente el desafío de llegar a los beneficiarios de esta herramienta. Y, sobre todo, alegó la presidenta del Consejo de Derechos de Autor Silvia Perez, sacar provecho de la flexibilidad de Marrakech, para generar redes de intercambio aún con países que no son parte pero que su legislación lo permite.
Es imprescindible, alegó, generar políticas de estado para sacar provecho de la flexibilidad de estos tratados internacionales en materia de propiedad intelectual con perspectiva de derechos humanos, priorizando el acceso al conocimiento y la cultura sobre el derecho de autor, “ese debe ser el cambio de paradigma y el cómo debemos posicionarnos como estado, para generar estas políticas”
Un desafío latente aún en la segunda fase, es la comunicación con las personas beneficiarias, para que conozcan y se sumen a la biblioteca, explicó Manuel Podetti, comunicador y coordinar de la comunicación del Núcleo REAA y de la Biblioteca. La difusión es una parte de la implementación de esta nueva etapa, coincidió la coordinadora del proyecto, Virginia Rodés, así como acompañar en los procesos de implementación del mecanismo en bibliotecas, divulgar el conocimiento generado en esta experiencia mediante guías, poblar el repositorio COLIBRÍ y automatizar su proceso, generar redes de usuarios que evalúen la calidad del recurso, articular con otras instituciones y organizaciones, formar recursos humanos interesados y crear una red de digitalización. “Uruguay fue vanguardia y estamos de algún modo liderando un proceso, lo que nos da la posibilidad de hacer transferencia de lo que hemos aprendido” concluyó la coordinadora del Núcleo REAA.
En la tarde se llevó a cabo la “Adaptatona” donde se realizó un taller sobre creación de materiales accesibles a partir de recursos educativos impresos. PAra el mismo contamos con la colaboración de parte del equipo de Creative Commons Uruguay, organización de la sociedad civil, integrante del Núcleo REAA.
La actividad contó con 4 estaciones:
Estación 1 – Escaneo de libros, donde se mostrarán los diferentes modos de escanear un documento impreso. Estuvo a cargo de Jorge Gemetto y Manuel Podetti
Estación 2 – Procesamiento de imágenes, donde se mostró cómo procesar las páginas escaneadas en lote y de forma automática. (corregir orientación, recortar márgenes sobrantes, alinear, seleccionar contenido, remover páginas, tamaño de márgenes, etc.). Estuvo a cargo de Patricia Díaz.
Estación 3 – Reconocimiento de texto: dondese procesó el texto por un motor de reconocimiento de texto (OCR) para transformarlo en texto editable. Estuvo a cargo de Alicia Díaz, Lucia Alonso y Jorge Gemetto.
Estación 4 – Hacia la Accesibilidad, donde cada participante se le entregó una breve guía metodológica donde se explicaba el proceso para transformar el resultado del OCR a un formato accesible (apto para lectores de pantalla).Finalmente se realizó unejemplo de testeo de materiales y se escuchó el texto adaptado, a través de un sistema de lector de pantalla. Estuvo a cargo de Carina Patrón, Ana de Souza, Fabian Pérez y Paula López.
Las fotos fueron tomadas por Agustina Huertas, Sabrina Martínez y Manuel Podetti.